EL SEXO Y EL POKER

Hoy voy a hablar de sexo. Con eso me refiero a que si hay alguien menor de edad leyendo esto, debe inmediatamente apagar la tele, música y todo lo demás que pueda distraerle y concentrarse a ver si puede aprender algo.


Si hay algo que ocupa mis pensamientos más que el poker, sin duda es el sexo, mi otro hobby. Por lo que resultaba inevitable que tarde o temprano me hiciera la pregunta de si uno y otro son compatibles.

El fútbol y el sexo parece que sí. El golf y el sexo, parece que también. Y del boxeo y el sexo... mejor no decir nada. Por eso al final te preguntas, ¿es el poker un entorno dado a que el sexo fluya por él de forma natural e incluso provoque algún tipo de aumento en la lujuria de los que habitualmente se mueven entre naipes y tapetes?

A simple vista no. Muchas veces cuando juego en vivo miro a mis rivales de mesa y por sus caras no me los imagino muy satisfechos sexualmente. Y creedme cuando os digo que solo ver la cara de alguien sé sin duda si folla mucho o poco. Si va de farol o no es una cosa que no sabré nunca, pero si esconde el salchichón en algún sitio lo intuyo desde 10 metros de distancia. Por eso os digo que les veo la cara y no me los imagino trajinando como unos bellacos. Claro está que en una mesa todos ocultamos nuestros sentimientos y reacciones y quizá por eso me cuesta leer el sexo en la cara de los jugadores. Pero luego te pegas una vuelta por los blogs de jugadores de poker y los ves en fotografías donde no están jugando y mi opinión no cambia. No veo a los jugadores de poker muy por la labor de buscar rollo más allá de algo ocasional. Y aunque sí hay excepciones como un par de bloguers (de los que prefiero callarme el nombre) que hacen cara de satisfechos, creo que en el poker se folla poco.

Pero no hay nada como comprobar las cosas y experimentarlas para saber a ciencia cierta si algo que te imaginas es real.

El sexo me gusta tanto, que nunca tengo suficiente. Pero aún así tengo que reconocer que he tenido más sexo en mi vida del que muchos guapos y ricos tendrían en dos. Y cuando digo sexo, me refiero a sexo, no a mariconadas como hacer el amor, que es una cosa respetable, pero diferente.

Cuando se empieza en esto del sexo, la curiosidad aparece, y de la cama se pasa al salón, luego a la cocina y sobre la lavadora. Luego, uno se envalentona y ya se pasa al coche en marcha por la autopista, los ascensores, los parques infantiles de madrugada o los capós de los coches a horas intempestivas en plena calle. Y se puede seguir, añadiendo objetos, a más gente o improvisando porque el sexo admite multitud de variantes y prácticas. Esa es la gracia, que el sexo vale para todo, aunque con algunas cosas es más compatible que con otras. Por ejemplo, el sexo en el agua no me gusta demasiado. Reconozco que es excitante, pero no me acaba de gustar. Que te hagan cualquier cosa mientras conduces es peligroso. También es excitante, pero no es una buena idea. Al final cuando has dado la vuelta a medio mundo, descubres que donde mejor se fornica es en casa.

Así que para comprobar si el sexo y el poker se complementan bien, nada mejor que jugar al poker y practicar sexo a la vez. Y no me refiero a eso del strip-poker, que no es más que un juego divertido, pero en el que solo una vez he acabado donde se supone que se debería terminar.

Para ello descarté el casino. Obviamente.

Tendría que ser en una sesión on-line en casa. Pero no sabía como proponérselo a mi mujer. Así que me di unos días para encontrar el momento justo, ya que así es como he aprendido que puedo sacar de ella lo que pretendo. Y en eso estaba cuando una noche me sorprendió ella como si me hubiera leído el pensamiento. Estaba jugando unos torneos cuando se acercó y empezó a "hacerme cosas".

Solo tenía cuatro torneos en marcha y aún así fue absolutamente imposible jugar bien. Hay que decir que mi mujer está muy buena, o al menos eso creo yo, hasta el punto de que cada día es una agonía verla desnudarse para ir a la cama. Por tanto intenté dejar de jugar para concentrarme en lo que importaba, pero ella me obligó a seguir jugando. Tuve suerte de no ver casi cartas en todo ese tiempo, así que estuve todo el rato haciendo fold-fold-fold-fold-fold...No sé qué hubiera pasado de venirme pareja de ases en las cuatro mesas a la vez, a lo mejor se atraganta!

Parece mentira que mi mujer me guste cada día más después de 19 años juntos.

Después de eso estuve pensando. Cuando empecé a jugar, ella se quejaba del tiempo que perdía. Al cabo de poco, empezaron a llegar los resultados y a la vista del dinero, ella me animaba a seguir. Inciso: ¿ Porque será que en general, a las mujeres les gusta tanto el dinero ?. Así que desde entonces juego todos los días excepto viernes y sábado de las 21:00 hasta que termino. Ella no se queja. Me anima a seguir. Pero ello ha hecho mella en mi vida sexual. Ahora tengo dolorosas erecciones y mi líbido está disparada. El tiempo que le dedico al poker me impide cubrir mis necesidades, y aunque sigo muy por encima de la media española, para mi es poco y mi muñeco diabólico está que echa chispas.

Definitivamente el poker y el sexo no son compatibles. Son dos cosas que necesitan un atención prioritaria, si se ejercen a la vez, no se realizan correctamente.

Si juegas al poker y no ganas, eres gilipollas. Aprovecha el tiempo y dale alegría al paquete!