POKER E HIJOS

Hoy voy a hablar de mis hijos. Ellos me ven bastantes veces jugando al poker. Y el otro día me preguntaba si es conveniente que lo hagan.

Hay muchísimas cosas que hasta los 18 años no está permitido hacer, pero los menores pueden verlas y no sabemos hasta qué punto pueden influir en sus vidas. No soy de los que opina que las cosas hay que esconderlas. Pero a veces las palabras no consiguen el efecto didáctico pretendido cuando se habla sobre un tema delicado. Si así fuera, nadie llegaría a drogarse, por poner un ejemplo.

Y la pregunta en que se basa este pensamiento que me ha traído la duda es ¿me gustaría que mis hijos jugaran al poker? Y aquí la respuesta nunca será un sí rotundo. Será un sí con matices (con muchos matices) o si no valen los matices, directamente un no.

He tenido la suerte de conocer el poker a una edad en que mi carácter está casi formado. Y digo esto porque en cuanto se llega a la mayoría de edad, lo que menos se es, es un adulto.
Y desconozco el efecto que el poker hubiera causado en mí de conocerlo por ejemplo a los 21 años.
A esa edad, uno cree que lo sabe todo y casi no sabe nada. Es una edad en que las ilusiones pesan tanto que a veces te olvidas de racionalizar las cosas.
Por poner un ejemplo, conozco a varios jugadores que de un calentón se han fulminado el bank, y acostumbran a ser jugadores jóvenes. Con eso no pretendo generalizar. Por suerte existen personas que con 21 años están mas que centradas, como también las hay que a los 40 siguen como cuando tenían 14. Pero volviendo a mis hijos, no creo que me gustara que a una edad tan tierna empezaran a hablar de 3bets y empezaran a pasarse más tiempo del necesario delante de una pantalla de ordenador.
Me gustaría que a mi edad tuvieran pelo, como su padre.

Me tomo el poker como un hobby. Un hobby que además de no costarme dinero, a veces me produce beneficios. Y en tiempos de crisis, una pequeña ayudita nunca viene mal. Además, mis circunstancias vitales con tres hijos y un cuarto en camino, hacen que jugar al poker, por sus horarios y la ventaja de jugar desde casa, no me cause grandes trastornos en mis quehaceres habituales. Pero tengo muy claro que no toda la vida va a ser igual. Esto, como otras cosas, es una etapa que durará mientras me divierta y gane. Y que luego dejaré para momentos mas puntuales.

Cuando acudo a algún torneo en vivo, veo a muchos jóvenes en las mesas. Quizá demasiados. A veces entro en foros y veo que hay jóvenes que se toman algunas cosas demasiado en serio. Ojalá se hubieran tomado igual a sus padres y profesores cundo intentaban educarlos.

Hay edades para todo, y a esa edad, me gustaría que mis hijos fueran buenos estudiantes o trabajadores y que su máxima preocupación fuera perseguir chicas o satisfacer a su novia y pasarlo bien. Y el poker, si se toma en serio, te roba muchas horas.

Entiendo y estoy a favor de normalizar el poker. No somos bichos raros. Pero estoy pensando que quizá sea hora de empezar a buscar la forma de que mis hijos no me vean tanto jugando.




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