MIS PROEZAS INIGUALABLES EN EL POKER (NI IVEY LO HACE)

Hay proezas en el mundo del deporte que solo pueden realizar los atletas más geniales. Estoy hablando de superdotados como Michael Phelps, Usain Bolt, Valentino Rossi, Maradona o Jesulín de Ubrique, por poner algunos ejemplos. Personajes que no solo han ganado, sino que además han marcado hitos inalcanzables.
En el mundo del poker lo más parecido a ellos serían Stu Ungar o Phil Ivey, verdaderos genios a los que veo incapaces de superar mi gesta del pasado viernes.

Todos sabéis que tengo tres hijos y una mujer autoritaria. O sea, que aunque yo lleve los pantalones, justo me viene de llevarlos limpios (metafóricamente hablando).

He hecho las cosas más inverosímiles, como jugar seis torneos a la vez en una pequeña pantalla de portátil con ese dichoso ratón táctil, cocinando, dando de comer a mis niños o planchando. Cosas muy difíciles pero que cualquiera que tenga hijos seguramente ha experimentado alguna vez.
Eso elevado a tres, claro, que tres hijos no son tres veces peor que uno, sino bastante más.

Pero el viernes rompí todos los registros. Hice méritos para figurar en el libro de oro del poker.
Jugué y además gané el satélite de 11 euros para el CEP de Mallorca. Pero ese no es el mérito, el mérito es hacerlo bañando a los tres niños.
Ni os podéis imaginar lo que es jugar al poker bañando, enjabonando, sacando de la bañera, secando y poniendo el pijama a los niños. Bueno, a la hora del pijama ya había ganado y mientras se lo ponía lo celebraba y los niños me miraban con cara extrañada. Y no será porque no hayan visto nunca a su padre hacer el idiota…

Pero el momento del baño y el enjabonamiento es para enmarcarlo y pasarlo en todas las academias de poker. No se si habéis probado alguna vez que pasa si intentas usar un ratón táctil con las manos mojadas…Es para desquiciar a cualquiera!
Así que opté por bañar y enjabonar, y secarme las manos a toda leche cada vez que tenía que hacer mi movimiento. Ni que decir que gasté dos toallas de las grandes solo para secarme las manos. Y que al dividir mis esfuerzos en dos actividades diferentes, el baño fue largo y saqué a mis niños un poco arrugaditos de la bañera. Por no hablar de como quedó el baño.
Pero el esfuerzo me dejó la sensación de ser un superhombre, y creo que a mis niños también.

Me diréis que porqué no bañaba los niños en otro momento, pero para ello hay dos grandes motivos. Me gustan los retos y quería demostrar que puedo con todo. Y el otro es que cuando mi mujer me manda hacer algo, es mejor no discutir…