2.02.2012

LAS PEQUEÑAS COSAS (Versión Censurada*)

* Siempre tengo libertad para escribir, pero mi mujer ha leído este artículo antes de que lo publique y he aceptado su “consejo” de eliminar algunos pasajes y cambiar algunas expresiones que a su modo de ver resultaban inadecuadas para un público sensible y/o menor de edad.




Dicen que no es valiente el que no tiene miedo, sino el que lo tiene y consigue sobreponerse a él. Si partimos de esta sencilla regla, puedo deducir y deduzco que soy el hombre más trabajador del mundo. Puesto que no creo que haya nadie capaz de sobreponerse como hago yo a mis implacables e insuperables ganas de no hacer nada. Si por mi fuera casi ni me levantaba de la cama, a no ser que fuera para ir a sentarme al trono, puesto que todo lo demás se puede hacer con una razonable comodidad desde ella.

Pero tengo una enfermedad que se llama responsabilidad. Hoy en día es una enfermedad casi erradicada, pero yo la sufro y me obliga a dejar de lado mis deseos de holgazanear todo lo que quisiera y hacer lo que se supone que debo hacer.

La vida no es fácil. Está llena de sinsentidos y cosas complicadas a las que sin quererlo ni desearlo nos tenemos que enfrentar. Estar vivo es un coñazo, pero para estar muerto ya tendremos tiempo tarde o temprano.

Menos mal que para no caer en el desánimo y la depresión, la vida misma se encarga de darte contrapartidas a los malos momentos. Si tienes dinero y sabes vivir, la vida es una fiesta. Pero para los que no vivimos en la opulencia la vida también puede ser maravillosa. Solo hace falta aprender a disfrutar de los buenos momentos.




Todos tenemos buenos momentos, el problema para algunos es que no saben apreciarlos. Generalmente todos poseemos dos herramientas básicas para disfrutar de los buenos momentos. Lo que los genera, llamado vulgarmente necesidades básicas. Y lo que hace que podamos disfrutar de ellos que son los sentidos.

Quien no vive los buenos momentos con intensidad es un tonto. Es un poco como el poker. Los hay que son ganadores y otros que no son tan ganadores, o sea los que pierden. Pero en esta selva siempre hay algún momento bueno y digno de ser vivido intensamente. Una mano, un torneo, un riverazo espectacular contra un jugador que nos cae mal… de estos momentos se tiene que valer un jugador de los llamados perdedores, porque sino jugar sería tontería.

Pues en la vida es lo mismo. Tú decides si quieres centrarte en disfrutar del buen momento que tienes delante o desperdiciarlo pensando en que tienes que sacar la basura, pagar la hipoteca o levantarte temprano para ir a trabajar.

De todas las cosas que producen placer y dentro del grupo de las necesidades básicas, tenemos lo esencial, que son las necesidades fisiológicas. Solo con eso y con nuestros sentidos ya tenemos toneladas de diversión para toda la vida. Dentro de este grupo tenemos nada más y nada menos que el eje sobre el que gira nuestra vida y nuestro placer personal. Respirar, alimentarse (y todo su proceso), descansar y follar. Son los cuatro pilares donde edificar una vida llena de satisfacciones. Tanto si se consigue la felicidad emocional o económica como si no, sabes que siempre tendrás un momento de goce con una buena siesta o una buena comida, ya sea gastronómica o de rabo. E incluso hay cosas que se disfrutan dos veces. Por ejemplo un buen estofado, que se disfruta al ingerirlo y al expulsarlo. Porque hasta el hecho de hacer algo tan privado y a la vez poco atractivo puede resultar como indica la canción que cantaba Enrique Iglesias “una experiencia religiosa”.


¿Pero porqué hay gente que duda entre si prefiere el sexo o la comida y en cambio no duda si le dan a elegir entre el sexo y el aliviarse? Pues aquí es donde entran los sentidos. Los sentidos son los que nos permiten apreciar estos pequeños placeres, y cuantos mas sentidos intervienen, mayor es el placer. Así como por ejemplo en el sexo y en la comida se pueden usar todos, en otras actividades como la de sentarse en la taza de un inodoro, nos podemos privar de al menos el del gusto y el tacto, ya que aunque por privarse te puedes privar casi de todos, hay quien también disfruta del olfato y la vista, aunque a algunos nos parezca asqueroso. Y no sé si llamar a estos guarros o simplemente reconocer que saben disfrutar mejor que yo de las cosas.

Disculpad que últimamente me esté poniendo tan trascendental y escatológico, pero tened en cuenta que acabo de cumplir los 40 y por algún lado tenía que salir…

Será que me estoy haciendo viejo, pero antes cuando miraba una chica guapa solo pensaba en follar y ahora puedo disfrutar de su belleza sin fantasear con imposibles. Las contrapartidas son que ahora ya no disimulo cuando tengo que mirar a una y corro el riesgo de parecer un viejo verde. Precisamente cuando era mucho mas verde hace unos años.

Buscar un momento de placer es totalmente legítimo. No encontrarlo debería significar que eres un gilipollas. La mayoría de las veces para compensar un badbeat no hay nada tan simple como cerrar los ojos y respirar…





You're Hungry for Heaven
But you need a little hell...

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